jueves, 27 de mayo de 2010
La publicidad y los estereotipos
A menudo la publicidad se sirve de tópicos y estereotipos para llevar a cabo sus estrategias de marketing o que un producto cale más hondamente en el consumidor. Es el caso de los anuncios de productos para el hogar, como detergentes o alimentos, en el que aparece la típica ama de casa, recomendandote tal o cual quitamanchas que a ella le va requetebien. Sin embargo, ya sólo vemos, en la mayoría de la publicidad estereotipos aburridos de este tipo. También vemos a menudo a hombres que son incapaces de poner una lavadora. En este aspecto, la publicidad debería copiar más al cine, y ofrecernos personajes mágicos y con imaginación. Ya no encontramos al rebelde de buen corazón al estilo Paul Newman en "La leyenda del indomable", o Steve Mcqueen, como veíamos en el cine de antes. Ya basta de personajes sin sal creados por la publicidad que no nos dicen nada. Y es que el carisma brilla por su ausencia en anuncios insípidos que quieren vendernos productos de la manera más sosa posible. En mi opinión sería una buena opción crear personajes que nos hagan sentir, y si para ello hay que inspirarse en el cine, ¡vayámos a ello!
jueves, 20 de mayo de 2010
Cine, televisión, publicidad y la caprichosa audiencia
A pesar de que ambas han nacido para un propósito similar, y una secundó a la otra, si no ahora, en sus inicios, existe una guerra abierta entre la televisión y el cine. Y por supuesto, ahí anda la publicidad a la zaga. Está claro que la televisión manda, un claro ejemplo de ello se ve en los propios guionistas, que una vez preparados, no se dedican a escribir guiones de cine, sino teleseries. También podemos verlo en el hecho de que los personajes de las series de ahora sean aclamados como lo eran los actores del “Starsystem” de antaño, véase Hugh Laurie, o yendo mucho más lejos, los personajes que salen de los “nigthshows”, como Gran Hermano o los que llenan las tardes en todos los canales, como Belén Esteban, he aquí el grandioso fenómeno de la televisión, que encumbra y des encumbra a su antojo, como antes lo hacía el cine.
Sin embargo, existe una clara diferencia, antes se encumbraba a un actor por su belleza o su genio delante de las cámaras, y se le arruinaba cinematográficamente hablando cuando no podía dar más de sí en su carrera por asuntos personales que trascendían gracias a la prensa amarilla, como fue el caso de Marlon Brando, la ya no tan joven promesa, que se daba a la bebida. Pero el cine todavía podía hacer milagros como trucos de magia, y de repente, ese Marlon Brando casi destruido, aparecía en el papel de su vida, interpretando al Padrino, porque para la prueba se había puesto unos algodones en la boca. He aquí la magia del cine.
En la televisión es diferente, vemos personajes efímeros, de usar y tirar, a los que nadie echará de menos, porque no han aportado nada, ni a nuestras vidas, ni a nuestra televisión. Sin embargo, ha sido el medio capaz de desbancar definitivamente al que parecía el rey, el cine. Esto puede deberse a un cambio cultural en la sociedad. Por ejemplo, en el caso de España, desde los años sesenta se produjo un fuerte aumento de los bienes de consumo. En el caso que nos ocupa, serían los llamados, en la época, productos de gama marrón, los televisores.
El repentino acceso a los créditos a plazos provocó la compra masiva de televisores en todos los hogares españoles, lo cual, con el uso y con el tiempo, ha llevado a la adicción a la “caja tonta” que padecemos hoy en día, y al posterior destierro del cine, que, también sea dicho, no tuvo mucha suerte en España por contemporizar con una dictadura militar que no le permitió mostrar todas sus bondades, debido a la censura. Así que puestos a ver documentales de propaganda gubernamental, quizá la gente prefiriese verlo en casa, donde al menos, sí podía comentar.
Sin embargo, se trata de tiempos pasados desde los cuales el cine ha tenido tiempo de remontar, y vaya si lo ha hecho. Tras la dictadura, como sucede en todos los casos y ámbitos artísticos, surgen muchísimos artistas, géneros y corrientes.
Antes de la llegada de Internet y la piratería el cine era uno de las alternativas de ocio de los fines de semana. Factores como Internet y la llegada del euro con el consiguiente encarecimiento del precio llevaron a la situación de crisis en que hoy nos encontramos, pero que parece que está acabando.
En este aspecto también entra en juego el concepto de la audiencia, la caprichosa audiencia, que en el cine se sitúa en torno a un 5,8% de penetración. Es la primera vez en varios años que no se produce un descenso en el porcentaje. Más de 19.8 millones de personas, no van nunca al cine. Y más de 18 millones reconocen ir alguna vez. Existe una tendencia, como en olas anteriores, de que la frecuencia de asistencia se vaya reduciendo. Sin embargo, elementos como las nuevas películas en 3D están haciendo que este se renueve e incremente. Castelló, Lucía
Sin embargo, existe una clara diferencia, antes se encumbraba a un actor por su belleza o su genio delante de las cámaras, y se le arruinaba cinematográficamente hablando cuando no podía dar más de sí en su carrera por asuntos personales que trascendían gracias a la prensa amarilla, como fue el caso de Marlon Brando, la ya no tan joven promesa, que se daba a la bebida. Pero el cine todavía podía hacer milagros como trucos de magia, y de repente, ese Marlon Brando casi destruido, aparecía en el papel de su vida, interpretando al Padrino, porque para la prueba se había puesto unos algodones en la boca. He aquí la magia del cine.
En la televisión es diferente, vemos personajes efímeros, de usar y tirar, a los que nadie echará de menos, porque no han aportado nada, ni a nuestras vidas, ni a nuestra televisión. Sin embargo, ha sido el medio capaz de desbancar definitivamente al que parecía el rey, el cine. Esto puede deberse a un cambio cultural en la sociedad. Por ejemplo, en el caso de España, desde los años sesenta se produjo un fuerte aumento de los bienes de consumo. En el caso que nos ocupa, serían los llamados, en la época, productos de gama marrón, los televisores.
El repentino acceso a los créditos a plazos provocó la compra masiva de televisores en todos los hogares españoles, lo cual, con el uso y con el tiempo, ha llevado a la adicción a la “caja tonta” que padecemos hoy en día, y al posterior destierro del cine, que, también sea dicho, no tuvo mucha suerte en España por contemporizar con una dictadura militar que no le permitió mostrar todas sus bondades, debido a la censura. Así que puestos a ver documentales de propaganda gubernamental, quizá la gente prefiriese verlo en casa, donde al menos, sí podía comentar.
Sin embargo, se trata de tiempos pasados desde los cuales el cine ha tenido tiempo de remontar, y vaya si lo ha hecho. Tras la dictadura, como sucede en todos los casos y ámbitos artísticos, surgen muchísimos artistas, géneros y corrientes.
Antes de la llegada de Internet y la piratería el cine era uno de las alternativas de ocio de los fines de semana. Factores como Internet y la llegada del euro con el consiguiente encarecimiento del precio llevaron a la situación de crisis en que hoy nos encontramos, pero que parece que está acabando.
En este aspecto también entra en juego el concepto de la audiencia, la caprichosa audiencia, que en el cine se sitúa en torno a un 5,8% de penetración. Es la primera vez en varios años que no se produce un descenso en el porcentaje. Más de 19.8 millones de personas, no van nunca al cine. Y más de 18 millones reconocen ir alguna vez. Existe una tendencia, como en olas anteriores, de que la frecuencia de asistencia se vaya reduciendo. Sin embargo, elementos como las nuevas películas en 3D están haciendo que este se renueve e incremente. Castelló, Lucía
jueves, 13 de mayo de 2010
Nacimiento del patrocinio
Ya que en clase estamos con el tema del patrocinio, propongo profundizar en el surgimiento de estos. Hoy día todos conocemos lo que es un patrocinio, ya que lo vemos todos los días en todas partes. Pero en su día todo fue diferente.
Los patrocinios surgen cuando las empresas unen su imagen a ciertos eventos o acciones, ya sean institucionales, deportivas, musicales om culturales en general... y les aportan recursos, principalmente económicos, a cambio de que su marca aparezca en el evento en cuestión.
A simple vista parecía un intercambio justo, pero pronto las ávidas empresas, al ver el filón que esto suponía para su notoriedad de marca, afilaron las uñas. Es entonces cuando las empresas se adueñan de los grandes eventos, y como se cuenta en el polémico libro "No Logo" de Naomi Klein, se toman calles en nombre de las marcas y no sólo calles sino que ventos que antes fueran puramente culturales se convierten en un instrumento más al alcance de las empresas, por decirlo de alguna manera, en sus cómplices en la lucha por llegar al subconsciente del consumidor y a su cartera.
Los patrocinios surgen cuando las empresas unen su imagen a ciertos eventos o acciones, ya sean institucionales, deportivas, musicales om culturales en general... y les aportan recursos, principalmente económicos, a cambio de que su marca aparezca en el evento en cuestión.
A simple vista parecía un intercambio justo, pero pronto las ávidas empresas, al ver el filón que esto suponía para su notoriedad de marca, afilaron las uñas. Es entonces cuando las empresas se adueñan de los grandes eventos, y como se cuenta en el polémico libro "No Logo" de Naomi Klein, se toman calles en nombre de las marcas y no sólo calles sino que ventos que antes fueran puramente culturales se convierten en un instrumento más al alcance de las empresas, por decirlo de alguna manera, en sus cómplices en la lucha por llegar al subconsciente del consumidor y a su cartera.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Libros electrónicos
Una nueva manera de leer se ha introducido en el mercado. Los libros electrónicos, bien que triunfen en el mercado, siempre y cuando eso no afecte a la edición de libros en papel, porque como amante de la lectura que soy, no me agradaría nada en absoluto la idea de que los libros como tales desaparezcan.
Creo que realmente ya tienen suficiente con monitorizar cada elemento de nuestras vidas con móviles, cámaras, ordenadores, redes sociales, como para que este gran placer que es la lectura acabe siendo un negocio más de grandes multinacionales electrónicas. Que, además, aprovecharán la mínima oportunidad para colarnos anuncios publicitarios entre cada página del librito electrónico.
Aún así dudo y espero fervientemente que fracasen en su empeño, ya que el olor de un libro recién comprado o ya muy usado, el tacto del papel en las manos de un libro que puede emocionarte siempre me va a parecer insustituible. Además me gusta abrir mis libros y encontrarme con su historia, es decir, lo viejas que están sus hojas, si hay alguna nota inesperada dentro, que pueda recordarme algo que me haga reír o ponerme nostálgica, e incluso las manchas de café, si eres un lector al que le gusta leer desayunando con la luz mañanera, o incluso las marcas de agua salada, si en alguna ocasión ese libro te hizo llorar.
Todo eso no puede tenerlo un libro electrónico, así que no será un libro, sino una pantalla con letras, fría, sin historia y sin posibilidades de tenerla, porque del libro que lea hoy ya no habrá ni rastro mañana.
Creo que realmente ya tienen suficiente con monitorizar cada elemento de nuestras vidas con móviles, cámaras, ordenadores, redes sociales, como para que este gran placer que es la lectura acabe siendo un negocio más de grandes multinacionales electrónicas. Que, además, aprovecharán la mínima oportunidad para colarnos anuncios publicitarios entre cada página del librito electrónico.
Aún así dudo y espero fervientemente que fracasen en su empeño, ya que el olor de un libro recién comprado o ya muy usado, el tacto del papel en las manos de un libro que puede emocionarte siempre me va a parecer insustituible. Además me gusta abrir mis libros y encontrarme con su historia, es decir, lo viejas que están sus hojas, si hay alguna nota inesperada dentro, que pueda recordarme algo que me haga reír o ponerme nostálgica, e incluso las manchas de café, si eres un lector al que le gusta leer desayunando con la luz mañanera, o incluso las marcas de agua salada, si en alguna ocasión ese libro te hizo llorar.
Todo eso no puede tenerlo un libro electrónico, así que no será un libro, sino una pantalla con letras, fría, sin historia y sin posibilidades de tenerla, porque del libro que lea hoy ya no habrá ni rastro mañana.
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